Y digo que siente, y no que en realidad sea corto, porque un estudio muy serio demostró que los varones hormonados que, en silencio y frente al espejo, se lamentan de la escasez de centímetros en su planta baja, por lo general tienen a su mejor amigo dentro de los rangos de normalidad. Según Marco Oderda y Paolo Gontero, urólogos de la Universidad de Turín, un aparato de esos es “normal cuando ...desde de la unión pubopeneana hasta la punta mide al menos 4 cm flácido y 7,5 cm erecto. Bueno... eso dicen ellos.
En otras palabras, y eso lo digo yo, la norma son los pipís breves, lo que tranquiliza a muchos y, de paso, nos decepciona a la mayoría.
Por supuesto que existen, según los mismos autores, variables en función de la talla y de la corpulencia, que pueden dar origen a esos elementos exóticos que aparecen en las pantallas y en las redes y en las fantasías y envidias de ellos. ¡Ah! Si se tiene menos que las tallas oficiales, se cae en el terreno de los micropenes.
Como imagino que muchos ya están buscando la cinta métrica, les adelanto que este apéndice no crece por arte de magia, y que, al igual que sus brazos, tiene el tamaño que alcanza, más o menos, a los 20 años. Y con eso hay que conformarse.
Lo digo porque si hay estafas grandes es con las ofertas para alargar este órgano, en torno al cual gira el mundo masculino. Untos, masajes, rezos, tracciones, maltratos y de ceremonia tallas grandess son algunos, y en ellos los hombres invierten millones en secreto. Lo malo es que, según la evidencia, no sirven.
Si obtuvieran los resultados que ofrecen a punta de Photoshop, los miles de usuarios de estas recetas no dudarían en exponerlas, al punto de que el complejo del pipí cortico, que abunda, no existiría. En la próxima columna les contaré del análisis que la misma U. de Turín hizo para comprobar los beneficios de las medidas más comunes para alargarlo. Y les adelanto: a no ser que tenga un micropene, acepte que, al igual que el hígado, el pene crece solo cuando está inflamado. Hasta luego.